3.6- INVERSIÓN DE ACORDES Y DISPOSICIONES ABIERTAS.

Las inversiones y las disposiciones abiertas multiplican las posibilidades expresivas de los acordes. Al quedar invertidas las relaciones interválicas entre notas la sonoridad resultante es diferente. No solo los intervalos de tercera y quinta son utilizados para realizar una inversión y definir la nota más grave. También es posible utilizar intervalos de novena, cuarta, sexta o séptima.1 En el capítulo 3.1 definimos los conceptos de inversión y disposición abierta a partir de los acordes de triada. Este capítulo es una ampliación para comprender mejor cómo se aplican estos conceptos en acordes más complejos.

«Do mayor» con el bajo en «Si bemol». En este ejemplo la inversión del acorde se realiza sobre la séptima menor. (Acorde en tercera inversión).

«Do mayor» con bajo en «Re». Inversión del acorde con la novena ( o segunda) en el bajo.

En los acordes con más de tres notas se multiplican las posibilidades de emplear disposiciones abiertas, por lo que un mismo cifrado puede ser empleado con diferentes disposiciones. Ponemos como ejemplo un acorde de tetrada en sus cuatro estados de inversión posibles (Estado fundamental, primera inversión, segunda inversión y tercera inversión).

Como estudiamos en el capítulo «2.3-Complementarios en la geometría del temperamento igual«, cuando se produce una inversión las relaciones interválicas entre notas se modifican de acuerdo a sus respectivos intervalos complementarios.

Aunque estudiemos como inversión la alteración del orden de las notas, al analizar en sentido ascendente los intervalos entendemos mejor la sonoridad del acorde. Recordemos que entre intervalos complementarios los mayores quedan asociados a los menores y viceversa, los justos a otro justo y los disminuidos a un aumentado. Como consecuencia, la inversión de un intervalo puede generar un efecto muy diferente.

Por ejemplo, al realizar la inversión del séptimo grado, las relaciones entre esta nota y las demás se modifican conforme a la relación entre complementarios.

HIBRIDACIÓN

Las inversiones y las disposiciones abiertas pueden propiciar la posibilidad de encontrar una segunda forma de entender el acorde. Esta situación se da por ejemplo entre los acordes de sexta y séptima como tuvimos ocasión de comprobar en el capítulo «3.4- Acordes de sexta«. La primera inversión de un acorde de séptima puede conducirnos a su interpretación como acorde de sexta.

Así mismo, la inversión de un acorde sobre la sexta se puede interpretar de manera más sencilla como un acorde de séptima.

Como vimos en el capítulo 3.3 esta situación también se da entre los acordes suspendidos «sus 2» y «sus 4», ya que en realidad definen al mismo acorde cuartal en diferentes estados de inversión y sus notas pueden ser dispuestas de cuatro maneras distintas:

Los acordes invertidos que acumulan gran cantidad de extensiones aumentan su ambigüedad y la posibilidad de ser interpretados de otra manera. En cualquier caso, como ya hemos comentado anteriormente, las combinaciones posibles son múltiples y cuanto más compleja resulta la estructura de un acorde, mayor es también su hibridación.