3.8- DISPOSICIONES POR SEGUNDAS Y «CLUSTERS».

Hasta finales del s. XIX los intervalos de segunda suelen evitarse en la formación de acordes por ser considerados como generadores de disonancia (especialmente los de segunda menor). La crisis de la tonalidad y la experimentación en los inicios del siglo XX amplían la tolerancia auditiva y los compositores hacen uso de los recursos a su alcance con una libertad cada vez mayor. Aunque existen anecdóticos antecedentes históricos, el concepto de «cluster» adquiere su sentido durante las primeras décadas del s.XX. La traducción literal de este término es «racimo», haciendo alusión al conglomerado de notas simultáneas a distancia de semitono, de tono, o incluso a distancias microtonales. Su aplicación ha sido entendida desde las diversas perspectivas vanguardistas que han tenido lugar a lo largo del s.XX, como el politonalismo, el atonalismo, dodecafonismo, incluso en el jazz, donde es también un recurso habitual.

Henry Cowell está considerado entre los pioneros en el uso de esta técnica. En su libro «Nuevos recursos musicales» escrito durante la década de los 20 y publicado en 1930, dedica un extenso capítulo al estudio y la formación de acordes cluster.

La micropolifonía de G. Ligeti en los años sesenta se basa en el desarrollo de masas sonoras que evolucionan con el leve movimiento de intervalos a distancias de segunda generando texturas nebulosas en un lento flujo armónico. Ligeti crea para la orquesta sinfónica clusters de hasta cinco octavas de recorrido en alguna de sus composiciones..

A lo largo de los capítulos anteriores, nos hemos encontrado con diversas situaciones en las que aparecen intervalos de segunda en la formación de acordes. Sucede en los acordes suspendidos así como en las triadas con intervalos de segunda, cuarta o sexta agregada. En estos casos hablamos de disposiciones mixtas que combinan saltos de tercera o cuarta con saltos de segunda.

En la formación de triadas por intervalos de segunda mayor o menor, se generan estas cuatro combinaciones: 1No tenemos en cuenta la segunda aumentada, puesto que por enarmonía su sonoridad es similar a una tercera menor.

La inversión de estas opciones generan saltos de sexta y séptima entre intervalos:

En las escalas modales no es frecuente la sucesión de dos intervalos de segunda menor seguidos, pero es posible construir acordes por segundas empleando los intervalos propios de las escalas para un uso tonal y modal de estas sonoridades.