3.9- POLIACORDES

Un poliacorde se forma por la combinación de dos o más acordes interpretados simultáneamente. Los poliacordes generan complejas masas sonoras derivadas de las relaciones interválicas existentes entre las notas que se combinan. Su uso comienza en el Romanticismo tardío y será empleado con frecuencia por los compositores del siglo XX.

La complejidad de su ejecución en un solo instrumento lo convierte en un recurso propio de composiciones orquestales, siendo también bastante habitual entre pianistas (ya que para este instrumento no resulta complicado).

El uso de poliacordes no implica necesariamente un contexto politonal. Esto sucede cuando los subacordes que lo forman se asocian a centros tonales separados. 1El concepto de politonalidad es explicado en el capítulo 4.20

Aunque es posible la formación de poliacordes de tres y hasta cuatro subacordes, los más frecuentes son los de dos. El cifrado más extendido separa los dos (o más) subacordes que lo componen con una barra horizontal (como si de una fracción se tratara). El subacorde de abajo se ubica entre los sonidos graves (mano izquierda en el piano) y el subacorde de arriba entre los agudos (mano derecha en el piano).

También se emplea en su lugar una barra diagonal situando a la izquierda el subacorde de arriba y a la derecha el de abajo, pero este cifrado puede provocar confusión con el cifrado tradicional de los acordes invertidos.

Algunos autores solo consideran el poliacorde como tal cuando los subacordes están claramente separados. Otros en cambio consideran la posibilidad de aproximar los sonidos diluyendo los subelementos en una estructura única.

En muchos casos, un poliacorde puede ser traducido a escritura convencional haciendo uso de las extensiones (séptima, novena, undécima y decimotercera). Los acordes extendidos por su propia naturaleza se forman a través de la superposición de triadas, por lo que algunos poliacordes pueden ser analizados en función de los intervalos generados a partir de una nota raíz. Así podemos incluso deducir cuáles son las escalas/modos útiles para construir melodías sobre el poliacorde.

Un enfoque politonal del poliacorde nos abre las puertas a utilizar simultáneamente modos que encajen en cada uno de los subacordes por separado. De este modo provocamos la convivencia de dos centros tonales distintos.

Se atribuye el origen de los poliacordes al pedal bicordal en combinación con un movimiento de triadas.

La evolución de esta técnica desemboca en el movimiento independiente de dos o más triadas simultáneas.

Es frecuente invertir las triadas de los subacordes que forman el poliacorde. Existe una marcada preferencia por las disposiciones abiertas para el subacorde grave. La sonoridad es más clara de este modo, ya que evitamos la formación de una bola de graves al separar los sonidos a distancias de cuarta, quinta o sexta. Los sonidos graves cuentan con armónicos que se desarrollan en registros audibles y su resonancia mejora notablemente.

La sonoridad de los poliacordes puede ser analizada en función de las relaciones interválicas existentes entre los sonidos del subacorde grave y sus armónicos con respecto a las notas del subacorde superior. Cuando las notas agudas coinciden con las graves o con sus primeros armónicos, entran en resonancia generando un efecto “consonante”. A veces, cuando hay notas repetidas es frecuente la omisión para dotar de protagonismo a cada nota del poliacorde. La aparición de clusters de segunda menor puede generar sonoridades más tensas o “disonantes”. En cualquier caso, entramos nuevamente en el pantanoso terreno de la estética musical a la hora de valorar o descartar su uso.

Al margen de las disposiciones o inversiones que hagamos en un poliacorde, podemos analizar las combinaciones posibles atendiendo a los tipos de triada combinables.

Para cada una de estas posibilidades es posible valorar las once combinaciones interválicas posibles a partir de una triada estable que se combina con otra en todos los tonos.